El racismo en tiempos de coronavirus


Por:  Saúl Flores Calderón 

El covid-19 en Bolivia no pudo contrarrestar el racismo hacia al mundo indígena. El virus parecía una buena excusa para unificar la diversidad étnica. Los médicos y los gobernantes señalaron en varias oportunidades que el virus no respeta la condición étnica ni la clase social; es decir, el virus podría matar al q'ara, al blanco, al indio, al indígena, al chino, al negro, al mongol, etc, sea este pobre o rico. En teoría la raza humana tendría que enfrentar de manera unánime al virus. Han hecho creer que el racismo no existiría en tiempos de covid-19, pero al parecer este solo fue un discurso falso de los que siempre han practicado el racismo.  

Un virus tiende a transformarse, asimismo el racismo ha tomado nuevas formas y fácilmente se ha adaptado y reproducido en las semanas de cuarentena. Esencialmente, el racismo se manifestó cuando los llamados indígenas, indios o alteños estarían atentando contra la salud del sector que se considera criollo-mestizo. El atentando sería porque los alteños y los indígenas de las áreas rurales no estarían acatando la cuarentena total establecida por el gobierno central. En otras palabras, para algunos sectores radicales los indígenas serían los culpables de la propagación del virus. Al menos así se mostró en los medios de comunicación y en las redes sociales. En esta ocasión daré un breve detalle de los casos más visibles.

Los primeros indicios del racismo se manifestaron cuando las ferias y las reuniones comunales seguían con normalidad en algunos lugares alejados de la ciudad de El Alto y en algunas provincias del Departamento de La Paz. Ahí es donde ingresa el Ministro de Obras Públicas, Servicios y Vivienda, Iván Arias, gritando y riñendo a los indígenas por desobedecer las disposiciones nacionales como si él fuese el patrón de las provincias. Frente a esto y el aumento de nuevos casos rápidamente salieron en las redes sociales un sinfín de expresiones racistas, como: estos indígenas, ignorantes, masistas, salvajes, por qué no entiende esta gente, qué tendrán en sus cabezas, etc. 

Cualquier acto comunal del indígena en la cuarentena ha sido calificado como un hecho de ignorancia aberrante que debe ser sancionado. Un caso particular fue el del indígena Rafael Quispe, ahora ex director del Fondo de Desarrollo Indígena (FDI). Quispe fue acusado de infringir la cuarentena cuando se reunió con comunarios para exhortar sobre la importancia de la cuarentena y la pandemia, seguramente con buenas intenciones, pero el gobierno rápidamente tomó las medidas radicales hasta destituirle del cargo. Cualquier falla y falta por parte de un indígena es rápidamente juzgado y condenado, eso pasó en todos los gobiernos. Ahora el gobierno transitorio de Añez se quedó sin su “indígena” principal en sus filas. Al parecer Rafael Quispe fue solo un instrumento de este gobierno. 

Otro caso llamativo fue el racismo expresado por el periodista John Arandia hacia el Gobernador del Departamento de La Paz, Félix Patzi Paco. El racismo no respeta a la autoridad estatal ni el grado académico ni la condición de clase. Jhon Arandia se puso a “carajear” a la primera autoridad departamental; Félix Patzi en su condición de Gobernador estaba en todo su derecho de exponer sus acciones sobre la flexibilización de la cuarentena. En realidad, para muchos, Arandia atacó y ejerció el racismo no solamente al Gobernador sino al mundo indígena.
La concepción racista del blanco-mestizo no acepta ni cree en el pensamiento ni en la acción del indígena. El hecho de que el indígena Félix Patzi haya realizado una reunión del Centro de Operaciones de Emergencia Departamental con sectores indígenas y en donde no estuvieron los aliados del actual gobierno es calificada como un acto de rebelión, desorden e ignorancia. Pues los indígenas no sabrían nada de la pandemia ni de la ciencia médica. Esta situación hizo que un comunicador de origen “no indígena” tenga la osadía de faltarle el respeto a la autoridad departamental. Al parecer nuevamente se retoma prácticas antiguas en donde el blanco-mestizo adiestraba al indio mediante golpes, gritos e insultos.

En la cuarentena boliviana se ha demostrado que el racismo es un virus más fuerte que el covid-19. El coronavirus mata biológicamente, pero el racismo mata socialmente a los seres humanos. Ambos son pestes terribles de la sociedad, sin embargo, el covid-19 pasará como pasaron otras enfermedades, pero me parece que el racismo perdurará hasta que desaparezca la humanidad. 


Saúl Flores Calderón es sociólogo aymara

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