Carlos Macusaya
Indianismo y katarismo en el siglo XX: Periodo de bifurcación (1973-1980). Carlos Macusaya
Introducción
La instauración del gobierno
militar de Banzer condicionó y dio cierta tónica a lo que considero el segundo
periodo en el proceso de politización que se había iniciado en la década anterior.
A este segundo periodo (1973-1980) lo llamo de bifurcación porque es entonces
que emerge otra expresión político-ideológica entre los andinos, el katarismo,
teniendo como referente (incluso como punto de partida negado) el indianismo de
los 60. El katarismo no solo buscó diferenciarse del indianismo sino que, luego
de algunos intentos de acercamientos, lo confrontó, en tanto éste fue asumido
como referencia político-ideológica de aquello que no se debía ser, lo que se debía
evitar y anular. Desde el indianismo también sucedía, como de modo inverso,
algo similar respecto al katarismo, expresándose todo ello en un mutuo rechazo,
disputas y enfrentamientos entre estas corrientes.
Los indianistas se concentraron
en la organización político-partidaria, mientras que los kataristas trabajaron más
en el ámbito del sindicalismo campesino, aunque también formaron un partido.
Así, en 1978, se formaron el Movimiento Indio Tupaj Katari (MITKA), de línea
indianista, y el Movimiento Revolucionario Tupaj Katari (MRTK), de línea
katarista, tras que sus principales impulsores trabajaron activamente en
distintos momentos durante la dictadura y se aprestaron a participar en los
procesos electorales de ese año, aunque cada organización actuó de forma
distinta. Mientras los indianistas iban de forma independiente, con su propia
candidatura, los kataristas se sumaron a alguna coalición partidaria. Sin
embargo, tuvieron en común que ambas corrientes sufrieron divisiones, lo que
fue mermando en grados distintos su capacidad de acción. En sentido formal, este segundo periodo se
inició con la publicación del Manifiesto de Tiahuanaco en 1973 y se extendió
hasta el golpe de García Mesa, en 1980.
I Antes del establecimiento de las diferencias
Antes de que las diferencias
entre indianismo y katarismo queden claramente formalizadas, lo que ocurrió en
1978, se dieron varios hechos en los que los caminos abiertos por los
indianistas en los años 60 fueron retomados y trabajados, aunque en otras
circunstancias, con otros influjos y desembocando en distintas expresiones, en
un tiempo en el que la dictadura condicionaba cualquier lucha. Varios son los
actores que tendrán relevancia en este periodo y entre ellos muchos ya venían
trabajando desde el periodo inicial-formativo.
El gobierno militar de Banzer
cambio el escenario, afectando ello a las primeras organizaciones indianistas
surgidas en los años anteriores. Uno de los fundadores del Partido Agrario
Nacional (1960) y del Movimiento Universitario Julián Apaza (1969), Constantino
Lima, quien cayó preso en la dictadura banzerista, recuerda que: “Después de la
prisión, cuando entré a la prisión, en 1972 y cuando salí a los dos años [en
1974] se esfumó todo, todos los hermanos se han perdido”.[1] Es
decir que la violencia de la dictadura fue tal que las primeras organizaciones
indianistas se diluyeron ante la nueva situación, pero además fue en esas
circunstancias, en prisión, que Lima conoció a otro aymara preso, quien ya
venía de una experiencia de lucha en Alto Beni y había dado algunos pasos en la
conformación de una organización indianista en ese lugar: Luciano Tapia. Lima y
Tapia serán las figuras más visibles de la corriente indianista en este
periodo. Por otra parte, Jenaro Flores (quien había sido electo como ejecutivo
de la Confederación Nacional de Trabajadores Campesinos de Bolivia en 1971) y
Teodomiro Rengel (quien vinculó a Flores con el indianista Raymundo Tambo),
tras la instauración de la dictadura de Banzer, salieron exiliados a Chile y
fue en esa situación que compartieron y se relacionaron con grupos de la
izquierda boliviana que también habían sido exiliados. Desde entonces el
acercamiento y relacionamiento con grupos “progresistas” fue un rasgo de la
corriente que fue encabezada por Jenaro Flores[2], el
katarismo.
Cuando Rengel y Flores ya habían
retornado al país en 1973, y por iniciativa del primero, solicitaron al padre
Gregorio Iriarte redactar un documento, el cual se publicó el 30 de julio del
mismo año con el nombre de Manifiesto de
Tiahuanaco. Este documento salió
firmado por el Centro de Promoción y Coordinación Campesina Mink’a, Centro
Campesino Tupaj Katari, Asociación de Estudiantes Campesinos de Bolivia y
Asociación nacional de Profesores Campesinos, aunque estas instituciones no
fueron parte de la redacción del manifiesto. Este documento, teniendo en su
contenido la influencia del indianismo (aunque de forma suavizada, lo que se
analizará en otra lugar), sentó las bases de un nuevo posicionamiento, el
katarista. Si bien en el periodo anterior Teodomiro Rengel, con
fricciones, había logrado que Raymundo
Tambo y Jenaro Flores fueran trabajando juntos, para lograr este documento optó
por Flores y no así por Tambo, posiblemente por las divergencias ideológicas y
las pugnas de liderazgo.
También en 1973, entre el 15 y 21
de octubre, y con el apoyo de la Comisión Justicia y Paz, las organizaciones
que firmaron el Manifiesto de Tiahuanaco
realizaron en La Paz un evento llamado Semana Campesina y al que concurrieron
casi medio centenar de dirigentes del agro. Es de resaltar que el influjo
indianista forjado en el periodo inicial-formativo (1960-1971) había echado
raíces aunque también estaba siendo “remodelado”. Así, en el documento que se
publicó de aquel evento se puede encontrar claras referencias indianistas,
aunque claramente moderadas, como por ejemplo: “Nosotros solo participaremos en
un gobierno que realmente represente el poder en el cual el poder indio sea una
parte”[3].
En enero de 1975, un año después
de la Masacre de Tolata (1974), Luciano Tapia junto a otros indianistas
comenzaron a organizar de modo informal
el Movimiento Indio Tupaj Katari. En ese mismo año, Felipe Quispe Huanca
retornó de Santa Cruz y conoció a Jaime Apaza, militante del MITK, quien además
interpretaba a Tupaj Katari en una radio novela de “San Gabriel”; cabe
mencionar que en esa radionovela también participaban Juan del Granado y Víctor
Hugo Cárdenas. Jaime Apaza recuerda: “…en la novela le (he) hecho actuar como
(Tomás) Inca Lipe a Víctor Hugo Cárdenas y al Juan del Granado como q’ara, como
invasor”[4]. En dicha radioemisora también
se daba espacio a quienes se animaran a expresar sus opiniones sobre Tupaj
Katari. Quispe fue uno de quienes
aprovecho el espacio radial para expresarse y así entabló amistad con Jaime
Apaza, quien lo invitó a ser parte de MITKA.
En los primeros meses de 1977, ocupados en
difundir su posicionamiento ideológico y captar militantes, Felipe Quispe
viajaba junto a Jaime Apaza a varias provincias de La Paz a realizar trabajo
político encubierto de trabajo radial: “teníamos intrínsecamente un ‘camuflaje’
como radialista. De esta manera, se realizaba grabaciones magnetofónicas de los
conjuntos autóctonos y entrevistas a los comunarios sobre su triste situación
socioeconómica. En las noches se convocaba a toda la comunidad, con el
propósito de discursar –en nuestra lengua materna– sobre la cuestión
política-económica-social del indio y del país”.[5]
Ese mismo año no solo se publicó, el dos de agosto, el Segundo Manifiesto de
Tiahuanaco (resalta que se haya elegido el “día del indio” para dicha
publicación), sino que el 15 de noviembre se realizó una gran concentración
campesina en Ayo Ayo en la que el financiamiento del transporte fue hecho por
MINK’A, entonces dirigida por Teodomiro Rengel, y donde el grupo que fue
trabajando desde el retorno de Chile y dirigido por Jenaro Flores reaparecieron
públicamente, desconociendo a las direcciones campesinas posteriores a la
elegida el 2 de agosto de 1971 y dependientes del Pacto militar-campesino.
Cabe señalar un hecho poco
conocido que se dio en este segundo periodo. De Sudáfrica llegó a Bolivia una
delegación, el Comité Divisional del Vryheldas, entre cuyos miembros estaba un
diputado sudafricano de nombre Jan Foley, quien en una nota periodística
referida a la preparación de la posible migración blanca a Bolivia decía no
estar satisfecho con la “relación racial” que encontraron en Bolivia, pero que
no preveía problema real al respecto, pues en Bolivia como en Sudáfrica se
practicaba una discriminación mediante la que la minoría “blanca” mantendría a
mestizos e indios “en el lugar que verdaderamente les corresponde”, “la única
diferencia está en que ellos [los bolivianos] lo hacen calladamente sin
publicarlo al resto, así que desde ese punto de vista, los sudafricanos blancos
se sentirán como en casa” [6].
Este intento de “importar blancos” fue denunciado por ejemplo por MINK’A
mediante su periódico[7].
II Participaciones electorales
En 1978, ante la situación
política que se vivía en el país, el gobierno militar de Banzer llamó a
elecciones, las que se realizaron el 9 de julio y en las que indianistas y
kataristas participaron ya conformados claramente como corrientes diferenciadas
y en confrontación. Fue en abril de ese año que se fundaron el MITKA y el
MRTKA. Previamente al establecimiento formal de estas corrientes como distintas
entre sí se dieron algunos intentos de articulación.
El 27 y 28 de marzo de 1978 se
realizó el Congreso Nacional de la Confederación Única de Trabajadores
Campesinos-Tupaj Katari (CNTCB-TK) en el cine Variedades de la zona Ch’ijini
(Gran Poder). Este evento tiene importancia en relación al punto planteado pues
en el documento que emanó del mismo se encuentra una frase muy reveladora: “Si
el racismo fue el primer paso de nuestra ideología, debemos ahora superarlo…”[8].
Una alusión clara al indianismo, catalogado por los kataristas como ideología
racista[9]
pero que es reconocido en ese documento como
“primer paso de nuestra ideología”, de seguro tratando de hacer un gesto
de acercamiento para sumar a los indianistas, pero dejando en claro que quienes
buscaban sumarlos ya dejaron atrás ese “primer paso”.
En abril del mismo año se llevó
adelante una reunión en las oficinas de MINK’A
(calle Linares, La Paz) por iniciativa del Comité Político de la CNTCB-TK
y en la cual estuvieron presentes, además de los miembros del comité político
de dicha entidad sindical (Jenaro Flores, Víctor Hugo Cárdenas y Macabeo
Chila), miembros de Alianza Obrero Campesina (AOC); Tomás Santos y Faustino
Condori del Movimiento Campesino Tupac Katari (MCTK); Constantino Lima, Luciano
Tapia, Jaime Apaza Felipe Quispe Huanca del Movimiento Indio Tupak Katari
(MITKA).[10]
Otra reunión se dio también en abril, en la Garita de Lima (capilla
“Exaltación”) y en la que los miembros del comité político de la CNTCB-TK
buscaban articular un solo movimiento con los indianistas pero a condición de
que: “1) Que se suspenda el ‘Primer Congreso Histórico Indio’ del Qullasuyu
(Bolivia) a realizarse en Wisk’achani, los días 25, 26 y 27 de abril de 1978.
2) Que se cambie el nombre y sigla del MITKA, porque arguyen que no estaba bien
adecuado el uso de la noción ‘indio’ a las realidades del tiempo moderno. Es
decir, exigen el inmediato cambio del término ‘indio’ por el de ‘campesino’.”[11]
Ninguno de esos intentos de
articulación prosperaron y al final las diferencias se formalizaron con la
fundación del MITKA en el
“Primer Congreso Histórico Indio”, como estaba previsto. Constantino Lima fue
electo como el máximo dirigente de la organización. Poco después de aquel
congreso, y tratando de resolver los problemas de liderazgo al interior del
partido, Luciano Tapia fue nombrado como el candidato a la presidencia por el
MINTKA, acompañado como candidato a la vicepresidencia por el abogado quechua
Isidoro Copa. Por su parte, los miembros del Comité Político de la CNTCB-TK se
constituyeron el MRTK.
Las elecciones se realizaron en
la fecha prevista. El MRTK se incorporó a la Unión Democrática Popular (UDP) y
el MITKA, organización a la que la Corte Nacional Electoral asignó los colores
amarillo, café y blanco para su la papeleta, participó con su propia candidatura. Estas elecciones fueron anuladas, pero con
ellas se dio el inicio de la participación política “india” en procesos
electorales y por ello fueron una experiencia llena de problemas por la falta
de conocimiento en relación a ese tipo de procesos. Por ejemplo, con respecto
al tratamiento mediático “Las fallas y deficiencias internas, así como
la justificación teórica que dirigía su accionar (el indio siempre a la
defensiva ante la agresión q’ara) hizo que el MITKA confundiera la curiosidad
periodística con el hostigamiento político.”[12]
El 1 de julio de 1979 se desarrolló otro proceso
electoral, en el cual el MITKA se presentó nuevamente. Se decidió postular nuevamente
a Luciano Tapia como candidato a la presidencia pero acompañado por Eufronio
Vélez como candidato a la vicepresidencia. Es resaltable que el candidato a
vicepresidente por el MITKA no participó en la campaña y fue su hermano,
Medrano Vélez, quien lo “remplazaba”.
Por otra parte, en Europa,
“indios” de distintos pueblos, que llegaron al “viejo mundo” tras ser exiliados
de diferentes países de América latina, habían empezado el proceso de
politización de su identidad “étnica” y se organizaron en pequeños grupos que
apoyaron entusiastamente al MITKA, pues encontraban en el indianismo la
referencia ideológica que no hallaron en lo que fue su anterior certeza: el
marxismo. Estos grupos fueron impulsando, entre otros, “contra festejos” el 12
de octubre. Para una actividad de 1979 se decidió invitar “al acto principal
que tendría lugar en Bruselas, Bélgica, y a otro secundario en el Centro
Pompidou de París, Francia”[13]
a Luciano Tapia por ser el primer “indio” que era candidato a la presidencia.
Esta invitación dará pie a que las disputas entre Tapia y Lima se agudicen,
pues este último se las arregló para llegar a Francia, donde casi termina
trenzado a golpes con el candidato a la presidencia del MITKA.
En este proceso los indianistas
tenían ya la experiencia de la anterior elección pero aún tenían muchas
deficiencias, tanto materiales como de formación. Si bien la postura del MITKA
mostraba una actitud reacia hacia los q’aras, ante sus propias limitaciones en
el control del proceso electoral “Ven con buenos ojos que una ‘mujer blanca’,
Rosa Lema, los auxilie. Y por ello hasta la ‘premian’, integrándola al MITKA”[14].
En estas elecciones el MITKA
logró obtener 28.344 votos, más del doble en relación a las elecciones
anteriores. El caudal de votos obtenido permitió al MITKA lograr una
diputación, la cual recaía sobre Julio Tumiri, quien fue el primer diputado
electo por parte de una organización indianista pero por los sucesos
posteriores no puedo ejercer ese cargo. El MITKA no logró la cantidad mínima de
votos establecida por la Corte Electoral, por lo que debía pagar una multa en
un plazo de tres días pasados el proceso electoral. Constantino Lima, siendo el
líder nacional del MITKA, simplemente se hizo al desentendido y no encaró el
problema. Para fortuna de los indianistas, en especial para el candidato a la
presidencia, Luciano Tapia, la Contraloría dejó sin cobrar la multa
establecida.
En este proceso electoral se
produjo la división katarismo. Así como en el MITKA había pugnas de liderazgo
entre Lima y Tapia, lo propio pasaba entre Jenaro Flores y Macabeo Chila en el
MRTK. En consecuencia, la fracción dirigida por Flores mantuvo su vínculo con
la UDP, mientras que la fracción de Chila hizo una alianza con el MNR, aunque
ambos grupos no lograron candidaturas importantes en sus respectivas alianzas.
Este asunto fue percibido por los afectados: “Movimiento de la Federación de
Campesinos de las cinco provincias del norte de Potosí” señala que la UDP ha
marginado a los legítimos representantes de esas provincias…”[15].
Pocos días después de la denuncia sobre el trato de la UDP con sus aliados
“campesinos” y como expresión palpable de la división en el katarismo se
producen expulsiones, mismas que se hicieron públicas por la prensa: “Expulsar
de las filas del MRTK a los señores: Macabeo Chila, Cosme Jiménez y Alfredo
Alcón…”.[16]
Poco después de estas elecciones y
por convocatoria de la Central Obrera Boliviana (COB) se realizó un congreso de
unificación entre tres sindicatos campesinos. Este congreso se desarrolló los
días 25 y 26 de julio y participaron el Bloque Independiente Campesino,
Confederación de Campesinos “Julián Apaza” (del MIR) y las Confederación
Nacional de Trabajadores Campesinos Tupaj Katari (Encabezada por los
kataristas). Las mencionadas organizaciones en dicho evento conformaron la
Central Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB)[17],
siendo electo como Ejecutivo Nacional el katarista Jenaro Flores, lo que
mostraba la fuerza del katarismo en el sindicalismo campesino.
En el MITKA, luego de las elecciones,
las fisuras comenzaron a abrirse más, llegando a dar pie a la división de esta
organización indianista. Esta
división se dio en dos congresos, el primero en Tolata, el 30 de noviembre de
1979 y el segundo en Oruro, el 15 de diciembre del mismo año. A estos eventos,
propiciados por Luciano Tapia y Jame Apaza, no se hizo presente el “jefe” del
partido, Constantino Lima, a dar su informe y rendición de cuentas. “el
congreso se manifiesta y plantea la inmediata expulsión de las filas del MITKA
a Constantino Lima, Julio Tumiri, Ramiro Reynaga [hijo de Fausto Reinaga] y
Samuel Coronel. Con esta expulsión el MITKA se parte en dos fracciones”.[18]
Lima por su parte, con allegados suyos, expulsó a Tapia y Apaza.
Esta división dio inicio a una “guerra” entre
estas dos fracciones indianistas en la que se fue expresando lo que
posteriormente sería, muy en especial en los años 80, “un tipo de
actitud, bastante expandida en el indianismo, que consiste en considerarse el
único representante de la verdad, y al resto un conglomerado indistinto de
todos los adversarios de diverso matiz y pensamiento, que lo único que tienen
en común es no aceptar la ‘grandeza’ y el dominio de quien así los junta”.[19]
Para el 29 de junio de 1980 se llevó adelante
otro proceso electoral y en el que participaron los indianistas, pero
divididos. Por una parte estaba el MITKA que postulo a Luciano Tapia y Eufronio
Vélez y por otra parte, el MITKA-1 con Constantino Lima como candidato a
la presidencia y Honorato Sánchez, candidato a la vicepresidencia.
Previamente y por la división en
el MITKA se dio una disputa por la sigla entre las fracciones de Lima y la de
Tapia, llegando esta disputa a la Corte Electoral. En ese proceso se
“descubrió” que en los documentos de registro, inscripción y otras formalidades,
el nombre y firma de quien en la fundación del MITKA fue electo como máximo
dirigente, Constantino Lima, no figuraban. Por lo mismo, Luciano Tapia y
Eufronio Vélez fueron reconocidos como candidatos del MITKA y, por su parte,
Constantino Lima y Honorato Sánchez tuvieron que inscribirse con otra
denominación para poder participar: MITKA-1.
El MITKA-1 obtuvo 17.023 votos
(1,30 %) y MITKA, 15.852 votos (1,21 %). De haber participado en conjunto
habrán superado los votos obtenidos en las anteriores elecciones. Los
indianistas divididos lograron obtener un diputado por cada sigla: Constantino
Lima por el MITKA-1 y Luciano Tapia por el MITKA. El 17 de agosto de 1980 se
produjo el golpe de Estado de García Mesa, así que solo en 1982, una vez
normalizada la democracia, Lima y Tapia podrían asumir sus funciones de
parlamentarios.
III Organismos y eventos internacionales
En la década de los 70,
tiempo en el que se desarrolla el
segundo periodo que acá se aborda, se dieron varios hechos a nivel
internacional relacionados con el “problema indígena” y que son importantes
porque marcaran lo que será una serie de instituciones, acciones, discursos
referidos a “pueblos indígenas” en los posteriores años, pero también porque
algo tienen que ver en esto los indianistas.
En 1971 se reunieron veinte
antropólogos en la Universidad de las Indias Occidentales de Bridgetown
(Barbados), bajo el auspicio de la Universidad de Berna (Suiza) y el Programa
de Lucha contra el Racismo del Concejo Mundial de Iglesias. Este evento se
conoce como la Reunión de Barbados I y puede considerarse un inicio en el
trabajo sobre lo que después será las políticas de reconocimiento de las
diferencias culturales de los “pueblos indígenas”, siempre bajo la batuta de
los antropólogos indigenistas.
En 1974 se realizó el Primer
Parlamento Indio de América del Sur en Paraguay, en el que participaron
representantes delegados “indios” de Argentina, Brasil, Venezuela, Bolivia y
Paraguay. Este Parlamento fue organizado por el “Proyecto Marandú”, programa de
la Universidad Católica de Asunción, y estaba patrocinado por la Fundación
Interamericana, apoyo del Museo Nacional de Copenhague y de la Organización
Internacional del Abate Pierre, con sede en Francia. En este evento tuvo un
papel central el antropólogo Miguel Chase-Sardi, quien participó en Reunión de
Barbados I.
En 1975 se creó el Consejo
Mundial de Pueblos Indios (CMPI) en el Primer Congreso Indio de Port Alberni,
Canadá. En 1977 se dio el II Congreso Internacional de Pueblos Indígenas en
Kiruna, Suecia. También ese mismo año se realizó la Reunión de Barbados II, en
la que Constantino Lima participó. En general, se daban una serie de
actividades referidas a “indígenas”, algunas en las que no solo pudo participar
Lima sin representantes de MINK’A, como Samuel Coronel.
En ese proceso, el año 1979 se
fue perfilando el “Gran Encuentro de Movimientos Indios de América del Sur”. En
esta empresa tendrá un papel importante Nilo Cayuqueo, quien entonces era parte
de la Asociación Indígena de la República Argentina (AIRA), vinculando al
Consejo Mundial de Pueblos Indígenas con otras entidades internacionales que
estaban dirigiendo su atención a los “pueblos indígenas”. Otro personaje de
suma importancia en este proceso, pero que es casi un desconocido para los “indiólogos”,
fue el peruano Guillermo Carnero Hoke, quien fue construyendo un discurso sobre
los “indios” y que hoy es identificado como pachamamismo, influyendo
grandemente en la degeneración amáutica de Fausto Reinaga en los 70.
En 1980, del 27 de febrero al 3
de marzo, se realizó e l “Primer Congreso de Movimientos Indios de Sudamérica”
en Ollantaytambo (Cuzco-Perú), contando con la participación de delegados
“indios” de organizaciones de diferentes países del continente, entre ellos
miembros del MMITKA-1 y de MINK’A. Este evento, además de contar con apoyo
económico que permitió la difusión de las ideas de Carnero Hoke y de ser
escenario de disputa entre “indios” marxistas de Venezuela y los indianistas de
Bolivia, dio lugar a la formación el Consejo Indio de Sudamérica (CISA). El
CISA tuvo como su primer Coordinador a Ramiro Reynaga Burgoa, hijo de Fausto
Reinaga.
La formación de esta
organización, con todos los antecedentes de por medio, será el inicio de lo que
después terminará en una degeneración ideológica que no solo atrapará los indianistas
sino que se expresará el katarismo multiculturalita de los 90.
[1]
Constantino Lima, entrevistado por Pablo Mamani. En revista Willka, n° 5, El Alto-Bolivia, 2011, p.
136. En 1972, Fausto Reinaga fue apresado.
[2]
La estreches de esas relaciones se expresan en que Jenaro Flores es compadre Jaime
Paz Zamora pues Paz es padrino de uno de los hijos de Flores.
[3]
Semana Campesina, citado en Javier Hurtado, El
Katarismo, Hisbol, Bolivia, 1986, p.62
[4]
En: Pedro Portugal y Carlos Macusaya, El indianismo katarista. Una mirada
crítica, Fundación Friedrich Ebert (FES), La Paz- Bolivia, 2016, p. 305.
[5]
Felipe Quispe, El indio en escena, Ed.
Pachakuti, Chukiyawu-Qullasuyu, 1999, p. 14.
[6] “¡Bolivia, allá vamos!”,
en IXIM Notas Indígenas, año 2, nº 14 y 15, noviembre y diciembre 1978, p. 7.
Sobre los indios el “blanco” sudafricano Jan Foley decía: “[Los indios de
Bolivia] tienen una inteligencia comparable a la de nuestros negros y se les
puede enseñar labores manuales sin ningún problema. No son exactamente la gente
más productiva que yo haya encontrado. Poseen un poco más de auto-respeto por
ellos mismos que nuestros negros, y se mantienen razonablemente limpios y
arreglados”. (Op. cit.). Jan Foley veía en Bolivia una situación similar a la
que se vivía en su país, Sud África, por ello creía que los “blancos”
sudafricanos “se sentirán como en casa”. Paradójicamente en Bolivia los únicos
“locos” que veían y denunciaban el racismo eran los indianistas, catalogados
por los izquierdistas como “racistas” y/o “resentidos”.
[7]
“50 familias racistas invadirán Bolivia”, en: Collasuyo, Año I, Nº 2, La Paz-
Bolivia, junio de 1978, p.7.
[8]
«Tesis del Campesinado Boliviano» (1978). En Javier Hurtado, op. Cit., p. 322.
[9]
Luciano Tapia recuerda al respecto: “…dirigentes como Víctor Hugo Cárdenas y
Macabeo Chila; ante todo Cárdenas, quien en sus intervenciones a nombre de los
kataristas en la televisión nos atacaba de racistas.”. L. Tapia, Ukhamawa
jakawisaxa (Así es nuestra vida). Autobiografía de un aymara, s.e., La Paz,
1995, p. 387.
[10]
P. Portugal y C. Macusaya, El
indianismo katarista. Una mirada crítica, Fundación Friedrich Ebert (FES),
La Paz-Bolivia, 2016, p. 305.
[11]
Felipe Quispe Huanca, op. cit., p.
[12]
P. Portugal y C. Macusaya, op. Cit., p. 257
[13]
Ibíd., p. 349.
[14]
Idíd., p. 403.
[15]
Periódico Presencia, 7 de junio de 1979, p. 7.
[16]
Periódico Presencia 13 de junio de 1979, p. 12.
[17]
Se dejó el nombre de Tupaj Katari en el nombre de la nueva organización
sindical. Sobre ello Felipe Quispe rememora: “nadie, ninguno de los mal
llamados ‘Kataristas’ supo ponerse al frente de la concurrencia para orientar y
planear que la flamante Confederación tenía que seguir llevando el membrete de
‘Katari’…”. F. Quispe, op. cit., p. 27.
[18] F. Quispe op. Cit., p. 49.
[19]
P. Portugal y C. Macusaya, op. Cit., p. 511.
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