Indianismo y katarismo en el siglo XX: Periodo de bifurcación (1973-1980). Carlos Macusaya


Introducción

La instauración del gobierno militar de Banzer condicionó y dio cierta tónica a lo que considero el segundo periodo en el proceso de politización que se había iniciado en la década anterior. A este segundo periodo (1973-1980) lo llamo de bifurcación porque es entonces que emerge otra expresión político-ideológica entre los andinos, el katarismo, teniendo como referente (incluso como punto de partida negado) el indianismo de los 60. El katarismo no solo buscó diferenciarse del indianismo sino que, luego de algunos intentos de acercamientos, lo confrontó, en tanto éste fue asumido como referencia político-ideológica de aquello que no se debía ser, lo que se debía evitar y anular. Desde el indianismo también sucedía, como de modo inverso, algo similar respecto al katarismo, expresándose todo ello en un mutuo rechazo, disputas y enfrentamientos entre estas corrientes.
Los indianistas se concentraron en la organización político-partidaria, mientras que los kataristas trabajaron más en el ámbito del sindicalismo campesino, aunque también formaron un partido. Así, en 1978, se formaron el Movimiento Indio Tupaj Katari (MITKA), de línea indianista, y el Movimiento Revolucionario Tupaj Katari (MRTK), de línea katarista, tras que sus principales impulsores trabajaron activamente en distintos momentos durante la dictadura y se aprestaron a participar en los procesos electorales de ese año, aunque cada organización actuó de forma distinta. Mientras los indianistas iban de forma independiente, con su propia candidatura, los kataristas se sumaron a alguna coalición partidaria. Sin embargo, tuvieron en común que ambas corrientes sufrieron divisiones, lo que fue mermando en grados distintos su capacidad de acción.  En sentido formal, este segundo periodo se inició con la publicación del Manifiesto de Tiahuanaco en 1973 y se extendió hasta el golpe de García Mesa, en 1980.
I Antes del establecimiento de las diferencias
Antes de que las diferencias entre indianismo y katarismo queden claramente formalizadas, lo que ocurrió en 1978, se dieron varios hechos en los que los caminos abiertos por los indianistas en los años 60 fueron retomados y trabajados, aunque en otras circunstancias, con otros influjos y desembocando en distintas expresiones, en un tiempo en el que la dictadura condicionaba cualquier lucha. Varios son los actores que tendrán relevancia en este periodo y entre ellos muchos ya venían trabajando desde el periodo inicial-formativo.
El gobierno militar de Banzer cambio el escenario, afectando ello a las primeras organizaciones indianistas surgidas en los años anteriores. Uno de los fundadores del Partido Agrario Nacional (1960) y del Movimiento Universitario Julián Apaza (1969), Constantino Lima, quien cayó preso en la dictadura banzerista, recuerda que: “Después de la prisión, cuando entré a la prisión, en 1972 y cuando salí a los dos años [en 1974] se esfumó todo, todos los hermanos se han perdido”.[1] Es decir que la violencia de la dictadura fue tal que las primeras organizaciones indianistas se diluyeron ante la nueva situación, pero además fue en esas circunstancias, en prisión, que Lima conoció a otro aymara preso, quien ya venía de una experiencia de lucha en Alto Beni y había dado algunos pasos en la conformación de una organización indianista en ese lugar: Luciano Tapia. Lima y Tapia serán las figuras más visibles de la corriente indianista en este periodo. Por otra parte, Jenaro Flores (quien había sido electo como ejecutivo de la Confederación Nacional de Trabajadores Campesinos de Bolivia en 1971) y Teodomiro Rengel (quien vinculó a Flores con el indianista Raymundo Tambo), tras la instauración de la dictadura de Banzer, salieron exiliados a Chile y fue en esa situación que compartieron y se relacionaron con grupos de la izquierda boliviana que también habían sido exiliados. Desde entonces el acercamiento y relacionamiento con grupos “progresistas” fue un rasgo de la corriente que fue encabezada por Jenaro Flores[2], el katarismo.
Cuando Rengel y Flores ya habían retornado al país en 1973, y por iniciativa del primero, solicitaron al padre Gregorio Iriarte redactar un documento, el cual se publicó el 30 de julio del mismo año con el nombre de Manifiesto de Tiahuanaco.  Este documento salió firmado por el Centro de Promoción y Coordinación Campesina Mink’a, Centro Campesino Tupaj Katari, Asociación de Estudiantes Campesinos de Bolivia y Asociación nacional de Profesores Campesinos, aunque estas instituciones no fueron parte de la redacción del manifiesto. Este documento, teniendo en su contenido la influencia del indianismo (aunque de forma suavizada, lo que se analizará en otra lugar), sentó las bases de un nuevo posicionamiento, el katarista. Si bien en el periodo anterior Teodomiro Rengel, con fricciones,  había logrado que Raymundo Tambo y Jenaro Flores fueran trabajando juntos, para lograr este documento optó por Flores y no así por Tambo, posiblemente por las divergencias ideológicas y las pugnas de liderazgo.
También en 1973, entre el 15 y 21 de octubre, y con el apoyo de la Comisión Justicia y Paz, las organizaciones que firmaron el Manifiesto de Tiahuanaco realizaron en La Paz un evento llamado Semana Campesina y al que concurrieron casi medio centenar de dirigentes del agro. Es de resaltar que el influjo indianista forjado en el periodo inicial-formativo (1960-1971) había echado raíces aunque también estaba siendo “remodelado”. Así, en el documento que se publicó de aquel evento se puede encontrar claras referencias indianistas, aunque claramente moderadas, como por ejemplo: “Nosotros solo participaremos en un gobierno que realmente represente el poder en el cual el poder indio sea una parte”[3].
En enero de 1975, un año después de la Masacre de Tolata (1974), Luciano Tapia junto a otros indianistas comenzaron a organizar de modo informal  el Movimiento Indio Tupaj Katari. En ese mismo año, Felipe Quispe Huanca retornó de Santa Cruz y conoció a Jaime Apaza, militante del MITK, quien además interpretaba a Tupaj Katari en una radio novela de “San Gabriel”; cabe mencionar que en esa radionovela también participaban Juan del Granado y Víctor Hugo Cárdenas. Jaime Apaza recuerda: “…en la novela le (he) hecho actuar como (Tomás) Inca Lipe a Víctor Hugo Cárdenas y al Juan del Granado como q’ara, como invasor”[4]. En dicha radioemisora también se daba espacio a quienes se animaran a expresar sus opiniones sobre Tupaj Katari.  Quispe fue uno de quienes aprovecho el espacio radial para expresarse y así entabló amistad con Jaime Apaza, quien lo invitó a ser parte de MITKA.
En los primeros meses de 1977, ocupados en difundir su posicionamiento ideológico y captar militantes, Felipe Quispe viajaba junto a Jaime Apaza a varias provincias de La Paz a realizar trabajo político encubierto de trabajo radial: “teníamos intrínsecamente un ‘camuflaje’ como radialista. De esta manera, se realizaba grabaciones magnetofónicas de los conjuntos autóctonos y entrevistas a los comunarios sobre su triste situación socioeconómica. En las noches se convocaba a toda la comunidad, con el propósito de discursar –en nuestra lengua materna– sobre la cuestión política-económica-social del indio y del país”.[5] Ese mismo año no solo se publicó, el dos de agosto, el Segundo Manifiesto de Tiahuanaco (resalta que se haya elegido el “día del indio” para dicha publicación), sino que el 15 de noviembre se realizó una gran concentración campesina en Ayo Ayo en la que el financiamiento del transporte fue hecho por MINK’A, entonces dirigida por Teodomiro Rengel, y donde el grupo que fue trabajando desde el retorno de Chile y dirigido por Jenaro Flores reaparecieron públicamente, desconociendo a las direcciones campesinas posteriores a la elegida el 2 de agosto de 1971 y dependientes del Pacto militar-campesino.
Cabe señalar un hecho poco conocido que se dio en este segundo periodo. De Sudáfrica llegó a Bolivia una delegación, el Comité Divisional del Vryheldas, entre cuyos miembros estaba un diputado sudafricano de nombre Jan Foley, quien en una nota periodística referida a la preparación de la posible migración blanca a Bolivia decía no estar satisfecho con la “relación racial” que encontraron en Bolivia, pero que no preveía problema real al respecto, pues en Bolivia como en Sudáfrica se practicaba una discriminación mediante la que la minoría “blanca” mantendría a mestizos e indios “en el lugar que verdaderamente les corresponde”, “la única diferencia está en que ellos [los bolivianos] lo hacen calladamente sin publicarlo al resto, así que desde ese punto de vista, los sudafricanos blancos se sentirán como en casa” [6]. Este intento de “importar blancos” fue denunciado por ejemplo por MINK’A mediante su periódico[7].
II Participaciones electorales
En 1978, ante la situación política que se vivía en el país, el gobierno militar de Banzer llamó a elecciones, las que se realizaron el 9 de julio y en las que indianistas y kataristas participaron ya conformados claramente como corrientes diferenciadas y en confrontación. Fue en abril de ese año que se fundaron el MITKA y el MRTKA. Previamente al establecimiento formal de estas corrientes como distintas entre sí se dieron algunos intentos de articulación.
El 27 y 28 de marzo de 1978 se realizó el Congreso Nacional de la Confederación Única de Trabajadores Campesinos-Tupaj Katari (CNTCB-TK) en el cine Variedades de la zona Ch’ijini (Gran Poder). Este evento tiene importancia en relación al punto planteado pues en el documento que emanó del mismo se encuentra una frase muy reveladora: “Si el racismo fue el primer paso de nuestra ideología, debemos ahora superarlo…”[8]. Una alusión clara al indianismo, catalogado por los kataristas como ideología racista[9] pero que es reconocido en ese documento como  “primer paso de nuestra ideología”, de seguro tratando de hacer un gesto de acercamiento para sumar a los indianistas, pero dejando en claro que quienes buscaban sumarlos ya dejaron atrás ese “primer paso”.
En abril del mismo año se llevó adelante una reunión en las oficinas de MINK’A  (calle Linares, La Paz) por iniciativa del Comité Político de la CNTCB-TK y en la cual estuvieron presentes, además de los miembros del comité político de dicha entidad sindical (Jenaro Flores, Víctor Hugo Cárdenas y Macabeo Chila), miembros de Alianza Obrero Campesina (AOC); Tomás Santos y Faustino Condori del Movimiento Campesino Tupac Katari (MCTK); Constantino Lima, Luciano Tapia, Jaime Apaza Felipe Quispe Huanca del Movimiento Indio Tupak Katari (MITKA).[10] Otra reunión se dio también en abril, en la Garita de Lima (capilla “Exaltación”) y en la que los miembros del comité político de la CNTCB-TK buscaban articular un solo movimiento con los indianistas pero a condición de que: “1) Que se suspenda el ‘Primer Congreso Histórico Indio’ del Qullasuyu (Bolivia) a realizarse en Wisk’achani, los días 25, 26 y 27 de abril de 1978. 2) Que se cambie el nombre y sigla del MITKA, porque arguyen que no estaba bien adecuado el uso de la noción ‘indio’ a las realidades del tiempo moderno. Es decir, exigen el inmediato cambio del término ‘indio’ por el de ‘campesino’.”[11]
Ninguno de esos intentos de articulación prosperaron y al final las diferencias se formalizaron con la fundación del MITKA en el “Primer Congreso Histórico Indio”, como estaba previsto. Constantino Lima fue electo como el máximo dirigente de la organización. Poco después de aquel congreso, y tratando de resolver los problemas de liderazgo al interior del partido, Luciano Tapia fue nombrado como el candidato a la presidencia por el MINTKA, acompañado como candidato a la vicepresidencia por el abogado quechua Isidoro Copa. Por su parte, los miembros del Comité Político de la CNTCB-TK se constituyeron el MRTK.
Las elecciones se realizaron en la fecha prevista. El MRTK se incorporó a la Unión Democrática Popular (UDP) y el MITKA, organización a la que la Corte Nacional Electoral asignó los colores amarillo, café y blanco para su la papeleta, participó con su propia candidatura. Estas elecciones fueron anuladas, pero con ellas se dio el inicio de la participación política “india” en procesos electorales y por ello fueron una experiencia llena de problemas por la falta de conocimiento en relación a ese tipo de procesos. Por ejemplo, con respecto al tratamiento mediático “Las fallas y deficiencias internas, así como la justificación teórica que dirigía su accionar (el indio siempre a la defensiva ante la agresión q’ara) hizo que el MITKA confundiera la curiosidad periodística con el hostigamiento político.”[12]
El 1 de julio de 1979 se desarrolló otro proceso electoral, en el cual el MITKA se presentó nuevamente. Se decidió postular nuevamente a Luciano Tapia como candidato a la presidencia pero acompañado por Eufronio Vélez como candidato a la vicepresidencia. Es resaltable que el candidato a vicepresidente por el MITKA no participó en la campaña y fue su hermano, Medrano Vélez, quien lo “remplazaba”.
Por otra parte, en Europa, “indios” de distintos pueblos, que llegaron al “viejo mundo” tras ser exiliados de diferentes países de América latina, habían empezado el proceso de politización de su identidad “étnica” y se organizaron en pequeños grupos que apoyaron entusiastamente al MITKA, pues encontraban en el indianismo la referencia ideológica que no hallaron en lo que fue su anterior certeza: el marxismo. Estos grupos fueron impulsando, entre otros, “contra festejos” el 12 de octubre. Para una actividad de 1979 se decidió invitar “al acto principal que tendría lugar en Bruselas, Bélgica, y a otro secundario en el Centro Pompidou de París, Francia”[13] a Luciano Tapia por ser el primer “indio” que era candidato a la presidencia. Esta invitación dará pie a que las disputas entre Tapia y Lima se agudicen, pues este último se las arregló para llegar a Francia, donde casi termina trenzado a golpes con el candidato a la presidencia del MITKA.
En este proceso los indianistas tenían ya la experiencia de la anterior elección pero aún tenían muchas deficiencias, tanto materiales como de formación. Si bien la postura del MITKA mostraba una actitud reacia hacia los q’aras, ante sus propias limitaciones en el control del proceso electoral “Ven con buenos ojos que una ‘mujer blanca’, Rosa Lema, los auxilie. Y por ello hasta la ‘premian’, integrándola al MITKA”[14].
En estas elecciones el MITKA logró obtener 28.344 votos, más del doble en relación a las elecciones anteriores. El caudal de votos obtenido permitió al MITKA lograr una diputación, la cual recaía sobre Julio Tumiri, quien fue el primer diputado electo por parte de una organización indianista pero por los sucesos posteriores no puedo ejercer ese cargo. El MITKA no logró la cantidad mínima de votos establecida por la Corte Electoral, por lo que debía pagar una multa en un plazo de tres días pasados el proceso electoral. Constantino Lima, siendo el líder nacional del MITKA, simplemente se hizo al desentendido y no encaró el problema. Para fortuna de los indianistas, en especial para el candidato a la presidencia, Luciano Tapia, la Contraloría dejó sin cobrar la multa establecida.
En este proceso electoral se produjo la división katarismo. Así como en el MITKA había pugnas de liderazgo entre Lima y Tapia, lo propio pasaba entre Jenaro Flores y Macabeo Chila en el MRTK. En consecuencia, la fracción dirigida por Flores mantuvo su vínculo con la UDP, mientras que la fracción de Chila hizo una alianza con el MNR, aunque ambos grupos no lograron candidaturas importantes en sus respectivas alianzas. Este asunto fue percibido por los afectados: “Movimiento de la Federación de Campesinos de las cinco provincias del norte de Potosí” señala que la UDP ha marginado a los legítimos representantes de esas provincias…”[15]. Pocos días después de la denuncia sobre el trato de la UDP con sus aliados “campesinos” y como expresión palpable de la división en el katarismo se producen expulsiones, mismas que se hicieron públicas por la prensa: “Expulsar de las filas del MRTK a los señores: Macabeo Chila, Cosme Jiménez y Alfredo Alcón…”.[16]
Poco después de estas elecciones y por convocatoria de la Central Obrera Boliviana (COB) se realizó un congreso de unificación entre tres sindicatos campesinos. Este congreso se desarrolló los días 25 y 26 de julio y participaron el Bloque Independiente Campesino, Confederación de Campesinos “Julián Apaza” (del MIR) y las Confederación Nacional de Trabajadores Campesinos Tupaj Katari (Encabezada por los kataristas). Las mencionadas organizaciones en dicho evento conformaron la Central Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB)[17], siendo electo como Ejecutivo Nacional el katarista Jenaro Flores, lo que mostraba la fuerza del katarismo en el sindicalismo campesino.
En el MITKA, luego de las elecciones, las fisuras comenzaron a abrirse más, llegando a dar pie a la división de esta organización indianista. Esta división se dio en dos congresos, el primero en Tolata, el 30 de noviembre de 1979 y el segundo en Oruro, el 15 de diciembre del mismo año. A estos eventos, propiciados por Luciano Tapia y Jame Apaza, no se hizo presente el “jefe” del partido, Constantino Lima, a dar su informe y rendición de cuentas. “el congreso se manifiesta y plantea la inmediata expulsión de las filas del MITKA a Constantino Lima, Julio Tumiri, Ramiro Reynaga [hijo de Fausto Reinaga] y Samuel Coronel. Con esta expulsión el MITKA se parte en dos fracciones”.[18] Lima por su parte, con allegados suyos, expulsó a Tapia y Apaza.
Esta división dio inicio a una “guerra” entre estas dos fracciones indianistas en la que se fue expresando lo que posteriormente sería, muy en especial en los años 80, “un tipo de actitud, bastante expandida en el indianismo, que consiste en considerarse el único representante de la verdad, y al resto un conglomerado indistinto de todos los adversarios de diverso matiz y pensamiento, que lo único que tienen en común es no aceptar la ‘grandeza’ y el dominio de quien así los junta”.[19]
Para el 29 de junio de 1980 se llevó adelante otro proceso electoral y en el que participaron los indianistas, pero divididos. Por una parte estaba el MITKA que postulo a Luciano Tapia y Eufronio Vélez y por otra parte, el MITKA-1 con Constantino Lima como candidato a la presidencia y Honorato Sánchez, candidato a la vicepresidencia.
Previamente y por la división en el MITKA se dio una disputa por la sigla entre las fracciones de Lima y la de Tapia, llegando esta disputa a la Corte Electoral. En ese proceso se “descubrió” que en los documentos de registro, inscripción y otras formalidades, el nombre y firma de quien en la fundación del MITKA fue electo como máximo dirigente, Constantino Lima, no figuraban. Por lo mismo, Luciano Tapia y Eufronio Vélez fueron reconocidos como candidatos del MITKA y, por su parte, Constantino Lima y Honorato Sánchez tuvieron que inscribirse con otra denominación para poder participar: MITKA-1.
El MITKA-1 obtuvo 17.023 votos (1,30 %) y MITKA, 15.852 votos (1,21 %). De haber participado en conjunto habrán superado los votos obtenidos en las anteriores elecciones. Los indianistas divididos lograron obtener un diputado por cada sigla: Constantino Lima por el MITKA-1 y Luciano Tapia por el MITKA. El 17 de agosto de 1980 se produjo el golpe de Estado de García Mesa, así que solo en 1982, una vez normalizada la democracia, Lima y Tapia podrían asumir sus funciones de parlamentarios.
III Organismos y eventos internacionales
En la década de los 70, tiempo  en el que se desarrolla el segundo periodo que acá se aborda, se dieron varios hechos a nivel internacional relacionados con el “problema indígena” y que son importantes porque marcaran lo que será una serie de instituciones, acciones, discursos referidos a “pueblos indígenas” en los posteriores años, pero también porque algo tienen que ver en esto los indianistas.
En 1971 se reunieron veinte antropólogos en la Universidad de las Indias Occidentales de Bridgetown (Barbados), bajo el auspicio de la Universidad de Berna (Suiza) y el Programa de Lucha contra el Racismo del Concejo Mundial de Iglesias. Este evento se conoce como la Reunión de Barbados I y puede considerarse un inicio en el trabajo sobre lo que después será las políticas de reconocimiento de las diferencias culturales de los “pueblos indígenas”, siempre bajo la batuta de los antropólogos indigenistas.
En 1974 se realizó el Primer Parlamento Indio de América del Sur en Paraguay, en el que participaron representantes delegados “indios” de Argentina, Brasil, Venezuela, Bolivia y Paraguay. Este Parlamento fue organizado por el “Proyecto Marandú”, programa de la Universidad Católica de Asunción, y estaba patrocinado por la Fundación Interamericana, apoyo del Museo Nacional de Copenhague y de la Organización Internacional del Abate Pierre, con sede en Francia. En este evento tuvo un papel central el antropólogo Miguel Chase-Sardi, quien participó en Reunión de Barbados I.
En 1975 se creó el Consejo Mundial de Pueblos Indios (CMPI) en el Primer Congreso Indio de Port Alberni, Canadá. En 1977 se dio el II Congreso Internacional de Pueblos Indígenas en Kiruna, Suecia. También ese mismo año se realizó la Reunión de Barbados II, en la que Constantino Lima participó. En general, se daban una serie de actividades referidas a “indígenas”, algunas en las que no solo pudo participar Lima sin representantes de MINK’A, como Samuel Coronel.
En ese proceso, el año 1979 se fue perfilando el “Gran Encuentro de Movimientos Indios de América del Sur”. En esta empresa tendrá un papel importante Nilo Cayuqueo, quien entonces era parte de la Asociación Indígena de la República Argentina (AIRA), vinculando al Consejo Mundial de Pueblos Indígenas con otras entidades internacionales que estaban dirigiendo su atención a los “pueblos indígenas”. Otro personaje de suma importancia en este proceso, pero que es casi un desconocido para los “indiólogos”, fue el peruano Guillermo Carnero Hoke, quien fue construyendo un discurso sobre los “indios” y que hoy es identificado como pachamamismo, influyendo grandemente en la degeneración amáutica de Fausto Reinaga en los 70.
En 1980, del 27 de febrero al 3 de marzo, se realizó e l “Primer Congreso de Movimientos Indios de Sudamérica” en Ollantaytambo (Cuzco-Perú), contando con la participación de delegados “indios” de organizaciones de diferentes países del continente, entre ellos miembros del MMITKA-1 y de MINK’A. Este evento, además de contar con apoyo económico que permitió la difusión de las ideas de Carnero Hoke y de ser escenario de disputa entre “indios” marxistas de Venezuela y los indianistas de Bolivia, dio lugar a la formación el Consejo Indio de Sudamérica (CISA). El CISA tuvo como su primer Coordinador a Ramiro Reynaga Burgoa, hijo de Fausto Reinaga.
La formación de esta organización, con todos los antecedentes de por medio, será el inicio de lo que después terminará en una degeneración ideológica que no solo atrapará los indianistas sino que se expresará el katarismo multiculturalita de los 90.



[1] Constantino Lima, entrevistado por Pablo Mamani. En revista Willka, n° 5, El Alto-Bolivia, 2011, p. 136. En 1972, Fausto Reinaga fue apresado.
[2] La estreches de esas relaciones se expresan en que Jenaro Flores es compadre Jaime Paz Zamora pues Paz es padrino de uno de los hijos de Flores.
[3] Semana Campesina, citado en Javier Hurtado, El Katarismo, Hisbol, Bolivia, 1986, p.62
[4] En: Pedro Portugal y Carlos Macusaya, El indianismo katarista. Una mirada crítica, Fundación Friedrich Ebert (FES), La Paz- Bolivia, 2016, p. 305.
[5] Felipe Quispe, El indio en escena, Ed. Pachakuti, Chukiyawu-Qullasuyu, 1999, p. 14.
[6] “¡Bolivia, allá vamos!”, en IXIM Notas Indígenas, año 2, nº 14 y 15, noviembre y diciembre 1978, p. 7. Sobre los indios el “blanco” sudafricano Jan Foley decía: “[Los indios de Bolivia] tienen una inteligencia comparable a la de nuestros negros y se les puede enseñar labores manuales sin ningún problema. No son exactamente la gente más productiva que yo haya encontrado. Poseen un poco más de auto-respeto por ellos mismos que nuestros negros, y se mantienen razonablemente limpios y arreglados”. (Op. cit.). Jan Foley veía en Bolivia una situación similar a la que se vivía en su país, Sud África, por ello creía que los “blancos” sudafricanos “se sentirán como en casa”. Paradójicamente en Bolivia los únicos “locos” que veían y denunciaban el racismo eran los indianistas, catalogados por los izquierdistas como “racistas” y/o “resentidos”.
[7] “50 familias racistas invadirán Bolivia”, en: Collasuyo, Año I, Nº 2, La Paz- Bolivia, junio de 1978, p.7.
[8] «Tesis del Campesinado Boliviano» (1978). En Javier Hurtado, op. Cit., p. 322.
[9] Luciano Tapia recuerda al respecto: “…dirigentes como Víctor Hugo Cárdenas y Macabeo Chila; ante todo Cárdenas, quien en sus intervenciones a nombre de los kataristas en la televisión nos atacaba de racistas.”. L. Tapia, Ukhamawa jakawisaxa (Así es nuestra vida). Autobiografía de un aymara, s.e., La Paz, 1995, p. 387.
[10] P. Portugal y C. Macusaya,  El indianismo katarista. Una mirada crítica, Fundación Friedrich Ebert (FES), La Paz-Bolivia, 2016, p. 305.
[11] Felipe Quispe Huanca, op. cit., p.
[12] P. Portugal y C. Macusaya, op. Cit., p. 257
[13] Ibíd., p. 349.
[14] Idíd., p. 403.
[15] Periódico Presencia, 7 de junio de 1979, p. 7.
[16] Periódico Presencia 13 de junio de 1979, p. 12.
[17] Se dejó el nombre de Tupaj Katari en el nombre de la nueva organización sindical. Sobre ello Felipe Quispe rememora: “nadie, ninguno de los mal llamados ‘Kataristas’ supo ponerse al frente de la concurrencia para orientar y planear que la flamante Confederación tenía que seguir llevando el membrete de ‘Katari’…”. F. Quispe, op. cit., p. 27.
[18] F. Quispe op. Cit., p. 49.
[19] P. Portugal y C. Macusaya, op. Cit., p. 511.

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