El fin e inutilidad de la “crítica” al “indianismo”
Ilustración: https://www.researchgate.net/profile/Franco_Gamboa-Rocabado
Carlos Macusaya
El pasado sábado (11 de abril del presente año)
salió un artículo titulado “El fin y la inutilidad del indianismo”[1], del sociólogo
boliviano Franco Gamboa. El autor trata de mostrar que “el pensamiento
indianista llegó a su fin” y para ello lanza algunas caracterizaciones
sobre lo que considera indianismo y sobre la instrumentalización de la que ha
sido objeto en el gobierno del MAS. Vengo de una militancia indianista, desde
la cual indagué sobre algunos aspectos del indianismo y, a partir de ello, algo
sé sobre el asunto.
Encuentro en la opinión de Gamboa algunas
observaciones que comparto, por ejemplo, sobre el ejercicio del poder y la
“viveza criolla”; pero en general, carece de precisión y entra en confusiones
entre lo que quiere criticar y lo que termina criticando. “A primera vista” sus
afirmaciones entran en consonancia con lo que se ve en el escenario actual. Se
ha hecho habitual llamar a cualquier cosa con la que se está en desacuerdo:
neoliberal, socialismo, derechismo, masismo, comunismo y, en este caso,
indianismo.
1) Según Gamboa, el indianismo se caracterizaría
por su pretensión de reconstituir el Tawantinsuyu, como sociedad idealizada, y “conservar
diferentes costumbres de carácter pre-moderno”. Ello le hace afirmar que en
el indianismo existe un “rechazo irracional al desarrollo histórico”.
Si uno revisa los documentos indianistas, en
especial los de los años 60 y 70, puede encontrar, ciertamente, idealizaciones
sobre el pasado precolonial y la exaltación de ciertas prácticas rurales. Sin
embargo, no es lo único que se puede encontrar[2].
También hay explicitas referencias y exigencias de ciudadanía plena, en el
sentido liberal de la palabra, a la vez que se señala que los q’aras rechazan
la “evolución” de la historia y se aferran a privilegios de casta
(pre-modernos). Y en relación a esta última idea, se puede identificar un
núcleo en la interpretación y denuncia indianista: el racismo como ordenador de
las diferencias sociales (aspecto que Gamboa pasa por alto).
Entonces, de la lectura indianista no se sigue
única y exclusivamente la reconstitución del pasado precolonial idealizado ni
la preservación de prácticas pre-modernas (los “no indios” también presentan y
defienden prácticas pre-modernas), aspectos que han marcado a otros movimientos
surgidos entre poblaciones racializadas que han asumido tal condición (no es
exclusivo del indianismo). Para que quede claro, en el indianismo, el problema
central es el racismo y su superación podría lograrse con la reconstitución del
Tawantinsuyu o con la articulación nacional de Bolivia (superación de las dos
Bolivias), pero a partir del papel político del quien sufre el racismo: el
“indio”. La reconstitución de un pasado idealizado, considerando lo central del
indianismo, no es su única posibilidad y, por lo tanto, no se lo puede definir
a partir de ello.
2) Gamboa tiene la ocurrencia de que “la
democracia representativa (…) le dio una oportunidad al indianismo para
contribuir a la búsqueda de políticas igualitarias y acciones democratizadoras”.
Digo “ocurrencia” porque existe material empírico que, en manos de sociólogos
que hacen sociología (porque hay sociólogos por tener un título pero que no
hacen sociología) pueden ayudar a entender que el indianismo surge en un
contexto en el que la “democracia representativa” era un concepto vacío e
incluso un pretexto para ejercer una práctica concreta de “democracia” fundada
en privilegios “representativos” de casta y que la lucha indianista (en su
práctica, no solo en su discurso) fue muy importante para “democratizar la
democracia representativa”.
Claro que esto no quita que en el indianismo haya
aspectos que, según el posicionamiento, puedan ser considerados negativos; pero
no se lo puede reducir a eso, omitiendo, por descuido o por cálculo, su papel
en la democratización de algunos aspectos en la vida del país.
3) Gamboa señala el papel del “sindicalismo
indianista y campesino” y la instrumentalización del indianismo en el
gobierno del MAS.
Fui un militante indianista apasionado y, entre
otras cosas, solía asistir a varias de las distintas actividades sobre
“indígenas” que se desarrollaron durante del gobierno de MAS, en especial, en
sus dos primeras gestiones. En muchas de estas actividades participaban, de
manera masiva, dirigentes sindicales relacionados al gobierno de entonces.
Cuando se daba la palabra al público, como buen indianista molestoso, solía
participar para contraponer “la línea indianista” y solo encontraba
indiferencia, rechazo e incluso mofa. En mis andares de indianista por aquellos
años nunca conocí un “sindicalismo indianista”. Entonces, ¿de qué habla Gamboa?
Consideremos que los dirigentes que solían
participar en aquellas actividades sobre “indígenas”, que fueron quienes
componían lo que Franco Gamboa llama “sindicalismo indianista y campesino”,
jugaron el papel de cajas de resonancia de la retórica “indígena” que el MAS
promovió, encubriendo a la vez, en muchos casos, el ejercicio corrupto de sus
cargos. Además, tengamos en cuenta su falta de precisión al caracterizar al
indianismo, que es señalando por su instrumentalización en el anterior gobierno.
Con esas puntualizaciones puede asumirse que Gamboa se refiere a las
pachamamadas promovidas por el MAS y a los pachamamistas (muchos de ellos
pachamamones). Pero, en este caso, su crítica contra lo que él llama
indianismo, sería más coherente si se dirigiera a lo que organismos
internacionales promovieron como “identidad y lucha indígena”, fundamentalmente
desde los años 80 del pasado siglo, y que varios de quienes se hicieron
partidarios del MAS “operativizaron” desde cargos en ONG’s ya en aquellos
años.
Ciertamente, quedándose con la idealización que se
puede identificar en el indianismo, y tomada como lo única cosa que ofrecería,
saltándose el papel de las políticas multiculturalistas por medio de sus
operadores locales, puede parecer coherente lo que dice Gamboa. Pero, como he
dicho antes, el núcleo central de indianismo no es ese aspecto. Incluso, esta
idealización puede encontrase en autores que desprecian y menosprecian
abiertamente al indianismo.
El MAS, cuando estuvo en el gobierno explotó a su
favor las pachamamadas que los organismos “occidentales” promovieron
previamente, formando a “sus” indígenas para que legitimen su discurso. Estos
legitimadores fueron, en muchos casos, dirigentes sindicales en el gobierno del
MAS y nunca enarbolaron el indianismo; enarbolaron, con respaldo económico y
político, la retórica “indígena” que les permitía “reconocimiento” de
organismos no gubernamentales y gubernamentales.
Entre ellos nunca conocí personas que puedan ser
llamados, como hace Gamboa, “defensores del indianismo”. Incluso señala al
indianismo por “el pragmatismo de aceptar acríticamente cargos bien pagados”.
En este caso, aunque sea por limitación conceptual o por intencionalidad, dice
indianismo cuando en realidad está hablando de indianistas, de quienes no da
nombres y hubiera sido útil que los dé. No he conocido, insisto, militantes
indianistas en el MAS. No digo que no hubiera militantes indianistas en el MAS,
simplemente digo que yo no conocí uno. Si Gamboa hace una afirmación como la
señalada, con todo y la confusión conceptual, debería identificarlos.
4) Considerando la manera limitada (por decir lo
menos) en la que entiende lo que quiere criticar, su afirmación de que “el
pensamiento indianista llegó a su fin” puede ser tomada, siendo
condescendiente, como “prematura”. Hoy vemos como las expresiones de racismo
abundan, animalizando a sectores que en el indianismo son identificados como
indios. El propio “trato humanitario” que el gobierno ha tenido con unos, abriendo
las fronteras, pero no con otros, evidencia que el problema que dio origen al
indianismo, y que fue señalado por él, está vigente. Y es que en este gobierno
se ha visto no solo tolerancia a grupos abiertamente racistas, como la
“Resistencia Juvenil Kochala”, sino respaldo a los mismos.
Se ha hecho normal lanzar agresiones racistas con
el pretexto de “defender la democracia”. Se puede ver comentarios de
“liberales” y “revolucionarios” afanados en preservar privilegios “feudales”,
pre-modernos. Se puede decir, en otras palabras, que hay “condiciones para el
indianismo” y es factible pensar que en las condiciones sociales que vivimos,
con la explicitación del racismo, se está generando la posibilidad de una
reemergencia del indianismo. Pero, ojo, se trata de una posibilidad, no de algo
garantizado.
De todas maneras, la afirmación de Gamboa,
considerando el contexto, queda más como deseo del autor que como algo
definitivo. Además, se puede advertir en su crítica, como en otras similares,
el “resentimiento” que le achaca al indianismo. No se preocupa por tomar
seriamente aquello que va a criticar, pues lo menosprecia y lo juzga a partir
de los que “se supone” (prejuicios) es el indianismo.
5) En síntesis, su crítica tiene la finalidad de
señalar la defunción (el fin) de una ideología a la que no puede caracterizar
con precisión y de la que, por lo que dice, sabe poco. En esa condición, su
crítica es inútil, más aún, considerando que ni siquiera le pone atención a las
condiciones sociales que posibilitan la formación del indianismo o que lo
producen.
Criticar al indianismo a partir de “se supone
que…” suele ser cómodo y preferible a criticar a la academia o a las
instituciones no gubernamentales que promovieron las pachamamadas. Claro,
criticar lo que se supone fue el indianismo no solo permite quedar bien con
cierto público, sino que, además, no implica el riesgo de cerrarse puertas
laborales en la academia o en otras instituciones que se dedicaron a pachamamar
en nombre de la “revalorización cultural indígena”.
6) Finalmente, retomando la idea de la posibilidad
de una reemergencia del indianismo, y más allá de la opinión de Gamboa, cabe
hacer algunos apuntes. Qué una cosa sea posible no quiere decir que vaya a ser,
inevitablemente. Su realización depende, en este caso, del papel que los
propios indianistas tomen, a partir de las condiciones sociales actuales. Pero
también podrían darse casos en los que otras corrientes asuman el problema que
da sentido al indianismo y que desarrollen un accionar sobre él. En esto el
indianismo podría ser tomado o no como un antecedente o referencia; pero
también los indianitas podrían ser aliados (posibilidad, insisto).
Como vengo de una militancia indianista voy a poner
énfasis en la posibilidad de la reemergencia del indianismo considerando el
papel que puedan jugar los indianistas. Previamente se debe dejar en claro que,
si bien el indianismo tiene su núcleo central en la identificación de las
jerarquías racializadas, no se puede dejar de lado, visto históricamente, las
etapas y procesos por los que ha pasado y en los que han destacado ciertos
aspectos. Por ejemplo, los años 80 y 90 fueron años de subordinación por parte
de militantes del indianismo (y kataristas) al multiculturalismo y, además, en
ese tiempo se promocionó mucho de lo que hoy algunos consideran “indianismo”.
Si uno toma lo que pasó y se produjo entre los
indianistas en los años más recientes, durante el gobierno del MAS, podría
encontrar que el indianismo no fue inútil, sino que confrontó al pachamamismo,
señalando, a la vez, la reproducción de la dominación blancoide a título de
“inclusión indígena”. Pero luego de este momento, que fue el momento “estelar”
del indianismo en tiempos del “Proceso de cambio”, siguió una etapa de
decadencia en la que muchos indianistas parecían competir por ver quién dice
una tontería mayor que la que dijo otro, o quien “superó” al indianismo
repitiendo taras indianistas, aunque, con otras palabras. Fue una etapa de (en
muchos casos) esfuerzos inútiles, incluso de inútiles. Hubo una preocupación
tormentosa por parecer ideólogos o importantes e indispensables, publicando
cualquier cosa para dar la impresión de ser intelectuales; componiendo frases
radicales que, en muchos casos, solo eran ridículas; o inventándose glorias
pasadas que no pasaron. Luego vino la etapa actual (desde antes de las
elecciones del 2019), en la que lo bullicioso de la anterior etapa dio paso, en
la mayoría de los casos, al silencio o el refugio culturalista (claro que hay
algunas expresiones y muy importantes) y en una situación en la el racismo,
tema central en el indianismo, anda “vivito y coleando”.
Yo diría que el indianismo está en una situación en
la que puede ser reinventado o pude rehacerse y no por virtud propia, sino por
las condiciones sociales que lo determinan. De hecho, muchos indianistas suelen
pasar por alto esas condiciones, refugiándose, al mismo tiempo, en teorías de
conspiración o de “superación”. Es inútil esperar que de entre estos salga algo
serio.
Sin embargo, la posibilidad de la remergencia del
indianismo, de su propia resignificación, podría realizarse a partir de otros
(nuevos) actores o de actores ya posicionados, hasta cierto punto, y que toman
la problemática indianista de modo serio; asumiendo que no alcanza con el
develamiento de la racialización de las jerarquías sociales, que se deben
considerar, las aspiraciones de quienes son racializados, los movimientos
poblacionales, la estratificación y las diferencias de clase, el mercado
laboral y las formas de agregación, etc. En estos aspectos, y en otros,
considerando las condiciones contemporáneas, las jerarquías racializadas no han
desaparecido, sino que operan de manera más sutil y, en consecuencia, la
articulación política se hace más complicada.
Esta reemergencia no tendría la fatalidad de
llamarse indianismo, porque el problema no es cómo se llame, sino su núcleo,
que puede (y debe) ser robustecido con otras consideraciones. Será en lo
venidero que “veamos” cómo se desarrollan las cosas.
[1] “El fin y la inutilidad del indianismo”: https://www.paginasiete.bo/opinion/2020/4/11/el-fin-la-inutilidad-del-indianismo-252341.html
[2] Pedro Portugal y mi persona escribimos un libro que aborda la
historia de los movimientos indianistas y katarista: “El indianismo katarista.
Una mirada crítica” (2016). Pienso que ese texto puede ser útil para despejar
muchas confusiones. Pueden descargarlo en el siguiente enlace: https://jichha.blogspot.com/2016/03/el-indianismo-katarista-una-mirada.html?fbclid=IwAR0eiPrkxc3J1fWdF3Tx1XbaTpmeStrygZGWc52vXXxHXb8ygl0miiPHucQ
Una versión más sistematizada y breve
del proceso histórico indianista y katarista, que puede ser usado como “introducción”
o guía de lectura del anterior texto, se puede encontrar en el libro “Batallas
por la identidad. Indianismo, katarismo y descolonización en la Bolivia
contemporánea” (2019); disponible en: http://carlosmacusaya.blogspot.com/2019/12/batallas-por-la-identidad-carlos.html
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1 Comentarios
A qué se refiere cuando dice condiciones sociales para la reemergencia del indianismo?
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